miércoles, 21 de mayo de 2008

Vigilar y castigar:Hacia la (de) construcción del ritual spanking

“Necesitas aprender que tienes obligaciones como todo el mundo y saber que incumplirlas trae consecuencias, (…) espero que aprendas bien la lección, porque si no vas a tener más de una cita con mis rodillas.” (Cometospk 2008)


Todos los visitantes de este blog han escuchado o soñado escuchar alguna vez este tipo de frases; con menos o más color no hay nada más trivial que un performance spanking en este ambiente. Sin embargo, cuántos de ellos se han preguntado: ¿De dónde viene este íntimo ritual entre parejas centrado en el curioso proyecto de azotar para corregir?, la respuesta más rápida nos remontaría a las sociedades grecorromanas o tal vez nos referiríamos a ella como una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media. Pero, curiosamente es más bien una tecnología novedosa, la idea de azotar para enderezar el comportamiento es un invento de la sociedad moderna del S. XIX. Paradójicamente, fue en este siglo que se inventó, sin duda, las libertades individuales, pero se les dio un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria de la que aún dependemos y que, insolentemente, se refleja en el performance ritual de cada una de las tantas parejas que disfrutan del spanking.

En el siglo XIX el ciudadano común se sentía orgulloso de la manera en que construía los límites de las personas y de la disciplina que imponía, se sentía orgulloso de su “tecnología de castigo”.Les encantaba esta política que sustituía a los patíbulos. Se maravillaba de castigar los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, cerrojos y celdas fueron sustituidos por la mano firme y el familiar látigo que con el tiempo llegaron a construir una verdadera empresa de ortopedia social dentro de la sociedad, la familia y la pareja.

La concepción de vigilar, castigar y corregir como un verdadero conjunto de procedimientos para limitar, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “útiles u dóciles” se centraba en vigilancia, ejercicios, clasificaciones, exámenes y registros. Esta manera de someter cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas fue desarrollando en el ejército, las escuelas, los colegios o los talleres: la idea del poder de disciplina social. El poder disciplinario es el que fabrica los individuos, es un poder que hace que los individuos sean a la vez objetos e instrumentos de su ejercicio y curiosamente, no es un poder triunfante que a partir de su propio efecto pueda fiarse de su prepotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona como el modelo de una economía, calculada y medida

Es esta idea de poder la que subyace después de cada llamada de atención, en cada spanker-profesor y spankee-alumna y es la que ronda cada vez que alguno de nosotros se presta para azotar o a ser azotado. ¿Podría alguien imaginar un producto social más perfecto y equilibrado? O mejor dicho ¿Podría alguien negar el spanking como el estado más prístino y más puro de la sociedad actual?

Lucrecia Borgia

Nota de Cometospk:
Os presento hoy a una buena alumna y aun mejor ensayista como habréis podido comprobar. Este despacho desde su comienzo buscó una postura distinta dentro del spanking o arte del azote, y en este sentido Lucrecia auna entre otras muchas virtudes la de ser una buena científica, una gran investigadora y excelente escritora.

Espero que disfrutéis leyéndola. Pronto tendréis mas muestras de su sabiduría.

4 comentarios:

Vitabar dijo...

No me resulta claro darme cuenta si el spanking es un elemento más de la maquinaria de disciplinamiento social, si es su símbolo, o es su versión perfecta e incontaminada.
También podría pensarse que se trata de una versión erotizada y corrupta, ya que su fin último no es en realidad vigilar y castigar sino excitar.
A mi en realidad me gusta pensar que se trata más bien de su parodia.

Vitabar dijo...

El artículo está muy bueno y el tema es bien interesante. De hecho he participado en alguna discuión acerca de temáticas similares que dió lugar a artículos aparecidos en el blog de Fer hace un par de años (uno de Mayte Riemens "De represores e ironías" y otro mío "La vida imita al arte"). Allí me preguntaba porqué el ritual spanko adquiere siempre formas tan brutalmente reaccionarias.
"Es irónico", me econtestaron y lo creí.

Cometospk dijo...

En que momento el arte de vigilar y castigar adquiere su carga sensual y sexual sería un buen tema de estudio de "la erótica del poder".
¿Nos gusta subyugar?¿Nos gusta la sensación de dominio o ser dominados?
Creo que cada uno etndrá su propia respuesta...

Anónimo dijo...

Mi siempre querido amigo Cometo,

Disculpame por no venir seguid a leer tus siempre inteligentes post, pero ya sabes, la vida nos va cambiando hasta los gustos y claro nos quita el preciado tiempo.

MIL BESOS

María José SAD