"Amoris irae amoris integratio sunt"

"Las peleas de amores reanudan el amor"

¿Puede considerarse el spanking una pelea de amor? quizás no sea tanto una pelea como una muestra de amor, pero si olvidamos el significado literal de pelea, y consideramos castigo como resultado de una supuesta pelea, encontraremos sentido a la cita latina.

En cierto modo el juego de los azotes empieza en muchos casos como una disputa ante un mal comportamiento de la parte que recibirá los azotes. La disputa excepto si se trata de una relación de disciplina doméstica será una simple interpretación o juego llevada a cabo por dos personas que aman el spanking. Generalmente y para muchos de nosotros no es suficiente con azotar las nalgas de nuestra spankee, hace falta una suerte de introducción, en frío cuesta empezar a dar nalgadas, sea por el motivo que sea, casi la inmensa mayoría de nosotros montamos una historieta alrededor de la sesión.

Los clásicos del spanking son el profesor y la alumna, el dueño y su sirvienta, el jefe y su secretaria (los iconos cambian con los tiempos), y otros mas que no es necesario enumerar. Lo importante es que siempre se trata de interpretar un papel en el que la spankee habrá cometido una o varias faltas que su solícito spanker está presto a corregir. Verdaderamente no es una disputa porque en la mayoría de las ocasiones no es real, pero para el caso es una "performance" de malos comportamientos que es necesario corregir. Malas palabras, malas contestaciones, deberes sin hacer, tareas incumplidas, malas notas, siempre van seguida de una buena dosis de nalgadas.

El regaño, la explicación por parte del spanker de que esa conducta es inaceptable, puede continuar de varias formas: a veces la spankee negará lo que ha hecho o dicho, en otras se rebelará, también puede que acepte su castigo sin patalear, pero lo que es seguro es que su culo notará las consecuencias de sus palabras y actos.

Después de una buena y generosa dosis de nalgadas, con el trasero coloradito, y puede que tras un tiempo en el rinconcito, su adorado spanker la consolará, la abrazará, la estrechara con fuerza entre sus brazos, y si es un perfecto caballero le dará un suave beso en la frente, enjugará sus lágrimas y se preocupará de aplicar algún ungüento que alivie su dolor. Ese dolor, es el pequeño arancel que han de pagar para ser transportadas al paraíso de las endorfinas.

Ella sentirá una grata sensación que la reconforta, alguien ha hecho lo que debía por ella, y se siente colmada en sus expectativas. Puede que no sea una pelea, pero después de unos buenos azotes, el amor reanuda su marcha mas fuerte que antes de las nalgadas, pues ambos han estrechado un vínculo mucho mas sincero y profundo que las muestras de amor convencionales: la entrega a una práctica que nadie fuera de nosotros puede entender, alejada de convencionalismos, pero impregnada del mismo dulzor y cariño que el mas casto y dulce de los besos